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miércoles, 31 de marzo de 2010

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lunes, 29 de marzo de 2010

Ciencia y tecnología: el miedo a la igualdad


Actualmente, en el mundo de la ciencia y tecnología la presencia femenina es escasa. En el Informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas - CSIC sobre La situación de las mujeres en el Sistema de Ciencia y Tecnología (2004), se señala que “como siempre, es en Ingenierías y Tecnologías donde las mujeres están en franca minoría”. Este Informe ofrece datos cuantitativos y objetivos con el fin de analizar las circunstancias y paliar esta situación de desequilibrio y desigualdad. Los roles de género se han introducido en las ciencias y en general lo que se demuestra es que en pleno siglo XXI éstas también siguen siendo sexistas. En el citado Informe se comprueba que las mujeres están relegadas a determinadas disciplinas y a ciertos trabajos marcados por el sexo o “típicamente femeninos” como las Humanidades y las Ciencias Sociales. Si bien, en la última década las mujeres se han incorporado a las Ciencias de la Salud, este hecho podría considerarse como una extensión “profesional” del rol de cuidado tradicionalmente asignado y asumido por, las mujeres. “Eso se traduce, entre otras cosas, en que determinadas carreras sean más “femeninas” que otras y en que ciertos trabajos, “feminizados”, adquieran menor valor que otros”.

En el recorrido de datos que ofrece el citado Informe se constata la escandalosa ausencia de las mujeres en el campo de las ingenierías y de las investigaciones sobre las TIC. Esta situación de injusticia, por razón de discriminación de sexo en ciencia y tecnología es muy similar al Study on the Status of Women Faculty in Science at MIT (1999) que elaboró el Massachusetts Institute of Technology - MIT sobre la marginación de las mujeres en la Facultad de Ciencias. Este Centro de reconocido prestigio en investigación tecnológica ya hizo notar su preocupación por la discriminación de las mujeres en este ámbito científico. En él se concluye que la ausencia femenina se debe a los patrones culturales machistas que se recrean en el ámbito científico y se alude a la presencia de la discriminación de género sutil pero penetrante en áreas científicas y tecnológicas.

En efecto, en el campo de la ciencia y tecnología de la información las mujeres se encuentran excluidas y relegadas a un papel secundario. En la estructura académica y en la praxis, la jerarquía está basada en función del sexo, de ello se deriva la imposibilidad de la integración de las mujeres como científicas, inventoras y creadoras de cultura. Las metodologías de las ciencias básicas que nutren a la tecnología adolecen de prejuicios sexistas que se derivan en “verdades científicas” que es necesario erradicar y transformar. Un ejemplo de estos prejuicios está en el pensamiento de Mario Bunge quien afirma que uno de los enemigos de la investigación científica es el Oscurantismo posmoderno representado, entre otros, por pensamientos débiles como la filosofía femenina ya que ésta considera la ciencia, y en general la racionalidad y la objetividad, como “falocéntricas” (Mario Bunge, 2003)

Si la unión de la ciencia con la técnica es tan íntima es lógico comprobar la herencia androcéntrica en el mundo de las tecnologías. La tradición dominada por esquemas masculinos, afecta a la metodología de las ciencias pues hay un nexo entre ciencia y los contextos sociales y culturales, donde se desarrolla la investigación científica y tecnológica. Esta situación se plantea en el último Informe del CSIC Mujeres Investigadoras (2005) en donde se hace una autocrítica respecto del personal investigador de plantilla del CSIC que está constituido en la actualidad por un tercio de mujeres y dos tercios de hombres. Esta situación es similar a la media de las instituciones públicas de enseñanza superior e investigación de la Europa-25. Por su parte, en el estudio sobre Las políticas nacionales sobre la mujer y la ciencia en Europa (2002) realizado por el Grupo Helsinki también concluye que “cuanto más se asciende en la jerarquía académica, menor es la proporción de mujeres. Las mujeres constituyen en todos los casos una pequeña minoría de las personas que ocupan los puestos científicos de mayor responsabilidad”. Este estudio que fue elaborado a partir de investigaciones llevadas a cabo en treinta países, pone de manifiesto el derroche del potencial femenino en el campo especialmente de las ciencias. El sistema de creación del conocimiento aún está cargado de prejuicios “científicos” excluyentes cuando se trata de lo femenino.

Al respecto, el Documento sobre Mujeres y Ciencia (2004), elaborado por el Grupo de Opinión del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona, corrobora que transcurridas varias décadas desde la incorporación masiva de la mujer a la educación superior (las mujeres constituyen más de la mitad de la población de estudiantes de licenciatura y el 55 % de graduados a la UE), la presencia femenina no se refleja en los niveles superiores de la carrera científica. En el sector del trabajo sucede lo mismo. La OIT en su Informe Trabajo en la Economía de la Información (2001) señala que a nivel mundial las mujeres están sub-representadas en todas las estructuras de decisión en el ámbito de las TIC. La toma de decisiones sobre TIC suele ser tratada como un área puramente técnica (para hombres expertos).

No obstante haber una inclinación cada vez más acentuada de parte de las mujeres hacia las ciencias, cabe la pregunta que hace la Revista de la Investigación Europea I +DT info de la Comisión Europea: La ciencia, “¿les abre sus puertas?, ¿qué haría falta para que las cosas cambiaran?”. Para muchos, simplemente, el que las mentalidades evolucionaran. No cabe duda que el mundo científico, especialmente de las llamadas ciencias “exactas”, está hecho a la imagen de la sociedad. Una sociedad que se niega a percibir claramente la discriminación por razón de sexo. Esto no significa que las demás ciencias como las ciencias sociales y jurídicas estén exentas de dogmas impuestos por la autoridad científica masculina. Claro que adolecen del mismo defecto. El actual sistema cognitivo sustentado en la razón y en la cosmovisión masculina mantiene sus dogmas y autoproclama su universalidad. Los prejuicios de la ciencia, ¿acaso sirven para ocultar y mantener desigualdades? ¿Hay temor frente a la perspectiva femenina?

La tecnología de la información y comunicación está generando la producción acelerada de cultura, pero cualitativamente la producción cultural obedece aun a los cánones establecidos por la elite patriarcal la que ahora se ha dividido entre los que quieren transformar la cultura en un bien rentable económicamente y los que quieren su socialización. En la contienda tecnológica, donde casi todas las mujeres son observadoras, los actores, que son en su mayoría hombres de ciencia y tecnología, no reparan en la necesidad de igualdad real de mujeres y hombres; pues son quienes ahora batallan por el software libre sin darse cuenta que se trata una vez más de una lucha que se cimienta en una desigualdad universal: el dominio de la visión masculina sobre la femenina. Cada combatiente de uno y otro lado, despliega sus esfuerzos por la libertad de información y la aplicación de las nuevas tecnologías en la plácida ignorancia de todas las mujeres que trabajan y desean trabajar a su lado en la construcción de una sociedad más libre y más igualitaria.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Mi primer blog

Estoy aprendiendo a crear un blog. Lo veo un poco complicado pero en fin vamos con ello.